lunes, 17 de junio de 2013

La amigdalitis, invitada del invierno

En época de bajas temperaturas es común ver a niños en el consultorio por el problema de la amigdalitis. Patología que se produce cuando las amígdalas se inflaman. "Si bien son órganos de defensa, cuando están sanas, al enfermarse hacen todo lo contrario", advierte el otorrinolaringólogo Carlos La Fuente. Mientras que el pediatra Fabián Barja enfatiza en que es más frecuente a los 8 años de edad en adelante, ya que los menores son más activos y se exponen más a ambientes favorables para la aparición de esta enfermedad.

¿Cuándo se produce? La inflamación en esta parte posterior de la garganta, cuya función consiste en ayudar a luchar contra los gérmenes que entran en el cuerpo a través de la boca, se produce cuando la masa de tejido carnoso que cuelga a ambos lados de la garganta se ve afectada por virus o bacterias.

La Fuente puntualiza que cuando esto sucede el niño tiene dolor de garganta, fiebre, los ganglios linfáticos del cuello inflamados y problemas para respirar. Así también, el dolor abdominal puede ser un indicio.

El tratamiento médico de la amigdalitis dependerá de la causa de la enfermedad. Si es viral, su organismo luchará contra la infección sin que sea necesario medicarlo. En cambio provocado por bacteria, probablemente se tiene que tratar con antibióticos, dice Barja. En tal caso, el niño deberá completar el ciclo de tratamiento para prevenir posibles complicaciones. Y solo cuando se trata de un cuadro leve, puede tratarse en casa con la ayuda de un buen descanso con los cuidados correspondientes (ver recuadro).

Los especialistas coinciden en que de no realizarse la cura de manera adecuada puede ocasionar un infección renal, fiebre reumática e incluso inflamar el corazón.

¿Cuándo extirpar? Los profesionales solo recomiendan la extirpación de este órgano (amigdalectomía) cuando la inflamación es frecuente y se presenta en cuadros crónicos (más de cinco a siete veces en un período de 12 meses). También se practica cuando las amígdalas son muy grandes y no permiten respirar. La Fuente y Barja recomiendan no quitárselas, ya que a la medida que los niños crecen, esta dolencia es menos frecuente.

Cómo cuidar de un niño con amigdalitis

El niño necesita reposo y alimentarse bien. Puede que le resulte doloroso el hecho de comer. Dele líquidos y alimentos blandos, como caldos, sopas y purés nutritivos, batidos de leche, gelatinas o helados. Asegúrese de que se hidrate bien bebiendo abundante líquido y tómele la temperatura regularmente. En caso de administrarle un analgésico sin receta médica, se recomienda el paracetamol o el ibuprofeno. Asegúrese de mantener los vasos y cubiertos de su hijo enfermo separados de los del resto de la familia, y lávelos con agua caliente y jabón. Todos los miembros de la familia deberían lavarse las manos frecuentemente. Después de un brote de amigdalitis provocada por bacterias del género estreptococos tire a la basura el cepillo de dientes de su hijo y sustitúyalo por otro nuevo. No deje que el cuadro se convierta en crónico.

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