lunes, 5 de septiembre de 2016

Lepra en Chuquisaca, una batalla de muchos años


VECINO PELIGROSO

Brasil es el segundo país en todo el mundo en reportar más casos de lepra. Un total de 33.000 al año, por lo que es importante no bajar la guardia en Bolivia, recomienda el especialista en leprología Abundio Baptista.

Hace 50 años comenzó a trabajar el primer leprosario del país en el chaco chuquisaqueño y desde ese entonces su labor no se ha detenido pues todavía se identifican casos de esta enfermedad que todavía causa temor por sus consecuencias, pero que se controla de a poco y con un trabajo diario.

Cuando se habla de lepra es muy fácil remontarse a miles de años atrás en lugar de al hospital de la ciudad, debido a su antigüedad muy bien respaldada en textos como la misma Biblia. Sin embargo, su presencia en la actualidad es importante.

En Bolivia, cada año se notifican alrededor de 100 casos nuevos, una cifra que si bien muestra que la lepra ya no es un problema de salud pública, es una carga importante para el país, según los indicadores de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), indica el leprólogo e infectólogo, Abundio Baptista, un especialista que dedicó gran parte de su vida al tratamiento de la lepra y a la investigación histórica de la enfermedad.

Este año, el Hospital Dermatológico de Monteagudo (HDM) cumple 50 años de servicio como primer centro de salud dedicado al tratamiento de la lepra en todo el país y marcando a Chuquisaca como un referente de su cuidado y erradicación, empero, su creación se debe precisamente a que el Departamento fue uno de los puntos con mayor cantidad de casos de lepra.

Todo comenzó al interior del cantón Fernández, ubicado en pleno chaco chuquisaqueño, a unos 100 kilómetros de Monteagudo, para ser más precisos. Varias personas habían contraído la enfermedad, pero no se hacían tratar debido a que era considerada un “castigo” y generaba profundo rechazo y discriminación.

En 1966, tres sacerdotes alemanes traídos gracias a las gestiones del cardenal José Clemente Maurer, llegaron a la zona chuquisaqueña y al reconocer la enfermedad pidieron ayuda de su tierra natal que ya tenía instancias que se dedicaban a ayudar a erradicar la enfermedad en otros países, relata Baptista, autor del libro “Hospital Dermatológico Monteagudo. Historia del primer hospital para la atención de enfermos de lepra en Bolivia”.

En ese entonces era frecuente encontrar en una sola visita entre 50 a 60 pacientes con lepra, internados en las tierras chaqueñas. La atención inició en 1966 y dio paso a la creación del primer leprosario en Bolivia, en la localidad de San Miguel de las Pampas, ahora convertido en un hospital general, indica Baptista, quien no hace esfuerzo alguno en recordar fechas y cifras pues las domina con naturalidad debido a su interés por estudiar la lepra, incluso pese a estar casi enteramente ciego.

La endemia golpeó a Chuquisaca esos años, pero gracias a medidas ordenadas a partir de la Asociación Alemana de Asistencia al Enfermo (DAHW), que también cumple esta gestión 50 años de trabajo en Bolivia, se logró reducir los casos y en menos de dos décadas la cantidad de casos en el Departamento llegó a un promedio de 15 a 20 por año.

Actualmente se reportan diez casos cada año, de los que sólo el 90% se encuentran en fase inicial y sólo un 1% en fase avanzada, explica el leprólogo.

¿por qué continúa la lepra?
Según la explicación de Baptista es importante entender que la enfermedad es de larga duración y también de largo tratamiento, debido a que sólo en la incubación del bacilo que la causa, pueden pasar entre tres a 30 años.

Es decir que una persona que contrajo la enfermedad en su infancia, podría comenzar a tener síntomas recién en su adultez, lo que hace difícil determinar dónde se contagió y en qué momento.

Por eso, en los lugares donde se encontraron casos, es muy probable que puedan manifestarse más, pero saber en qué tiempo es una incertidumbre.

La verdad es que “tenemos lepra para rato”, así lo afirma el especialista que hoy en día se dedica a asesorar a nivel nacional sobre el tratamiento de la lepra.

Chuquisaca es un modelo
El Departamento es considerado un modelo a seguir en el control de la lepra, aseguró Baptista sin ningún tono sobrador al respecto, sino con la intención de mostrar que pese a que fue un foco de la epidemia hoy en día la cantidad de casos que detecta a nivel nacional rondan apenas una decena, representando el 10% del total identificado en Bolivia, una cifra muy distante al 60% de las personas con lepra que corresponden a Santa Cruz, el departamento con mayor cantidad de pacientes.

Pero además, Chuquisaca ya no detecta casos en personas menores de 14 años y el 90% de sus pacientes son identificados cuando la enfermedad se encuentra en una fase inicial.

En Santa Cruz, de los 60 casos al año que se identifican el 60% están en fase avanzada, por lo que las personas requieren un tratamiento más largo –un promedio de un año– y más costoso porque requieren de tres tipos de fármacos distintos.

Pero lo más preocupante quizás no sea el gasto, puesto que el diagnóstico y el tratamiento lo cubre el Gobierno, sino que las personas tienen una alta probabilidad de desarrollar algún tipo de discapacidad y de quedar afectadas de por vida.

Es que la lepra puede causar terribles condiciones incapacitantes al punto de incluso ocasionar la pérdida de partes del cuerpo, como los dedos.

De acuerdo con los archivos del Servicio Departamental de Salud (SEDES) Chuquisaca, en los últimos años los casos de lepra disminuyeron, empero, ni siquiera se puede decir que la enfermedad está controlada pues todavía se detectan nuevos casos, comenta el jefe de la Unidad de Epidemiología del SEDES, Jhonny Camacho.

En 2010 el SEDES detectó un total de 16 casos de lepra, dos en estado avanzado y 14 en estado inicial; en 2011, fueron 15 casos de los que 11 estaban en fase inicial, en 2012 el reporte fue de 13 pacientes; en 2013 se identificaron 11, en 2014 fueron diez; en 2015 un total de 12 y en lo que va del año se diagnosticaron siete.

En un análisis de la situación actual de la lepra, Camacho califica a la enfermedad como “olvidada” más que desatendida, como refiere la propia OPS. Para el galeno, todavía falta mucho para avanzar en el control de la enfermedad, una etapa aún alejada de la eliminación y la erradicación, explica.

“Todavía hay casos nuevos, aunque no todos son de Chuquisaca porque llegan pacientes de Potosí, Tarija y Oruro. En Chuquisaca hemos adelantado en este tema, pero no es igual en el resto del país”, indica al señalar que todavía se tiene problemas con los medicamentos y que es necesario que el Ministerio de Salud considere a esta enfermedad como prioritaria para así orientar mejor el trabajo a estas personas “olvidadas”, reitera.

Pese a que la lepra es fácilmente confundible con enfermedades lehismaniásicas que son endémicas en la región, lo positivo es que la mayor parte de los casos, como señala Baptista, son identificados en estados iniciales.

Al afirmar que la enfermedad tiene un bajo nivel de contagiosidad, que es tratable y curable y que de ser identificada a tiempo podría no dejar secuelas, Camacho espera que se logre bajar la transmisión del bacilo, aunque reconoce que aún hay mucho por hacer.

Cómo identificar la lepra
Inicialmente la lepra se muestra como manchas de color más claro que el de la piel o rojizas, casi de color vino, pueden ser lisas o tener unas capas, pero lo más notorio es que en esa zona de la piel afectada las personas suelen perder la sensibilidad.

Es esta fase la más difícil de identificar debido a que las manchas pueden parecer cualquier otro tipo de enfermedad y porque en el campo, donde principalmente se encuentran las personas afectadas al vivir en situaciones de pobreza, las personas suelen darle muy poca importancia a problemas estéticos como el caso de manchas en la piel, explica Baptista.

La enfermedad es causada por un bacilo y pese al paso de los años y que en un momento incluso significó una epidemia mundial, no cuenta con una vacuna puesto que el bacilo que la provoca no puede reproducirse en laboratorio, apunta el especialista, que sin embargo destaca que con las medicinas disponibles para su tratamiento se puede lograr que el paciente se cure sin ningún problema si se detecta a tiempo.

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