domingo, 1 de enero de 2017

Enfermedad de Chagas requiere atención inmediata

El documento de Rompiendo el Silencio indica que el paciente de Chagas “cuanto más tarde en ser atendido, más costoso resulta el tratamiento”, y por ello recomienda que las entidades públicas deben destinar recursos para este tema y prevenir la enfermedad.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Chagas es una de las 17 enfermedades olvidadas y desatendidas del planeta. Afecta a más de 6 millones de personas, acecha a otros 25 millones, que viven en riesgo de contraerla y produce cada año alrededor de 35.800 nuevos casos.

Más de 7.000 personas mueren cada año a causa de esta enfermedad, que supone para los sistemas de salud y las familias afectadas un coste anual de 7.200 millones de dólares, una carga económica que está al mismo nivel que otras enfermedades infecciosas y crónicas más conocidas, como algunos cánceres y que equivale a toda la ayuda destinada por los cinco principales donantes europeos al sector de la salud.

A pesar de todo ello, el Chagas sigue siendo una enfermedad desatendida tanto en los países endémicos como en los que es considerada una enfermedad emergente. Se estima que un 90% de las personas ni siquiera sabe si ha contraído la infección y que menos del 1% de los pacientes de Chagas accede al tratamiento, a pesar de que existen soluciones recomendadas por la OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

MATA EN SILENCIO

Para cientos de miles de personas, la enfermedad de Chagas mata en silencio. Siendo la enfermedad parasitaria que provoca un mayor número de muertes en el continente americano, afecta especialmente a las poblaciones más pobres y vulnerables, muchas veces sin voz política para reclamar mayor atención, señala el informe.

Las cifras de afectados varían según las fuentes e incluso las propias OMS y OPS reconocen que existe un silencio epidemiológico. Hoy en día se acepta que esta enfermedad no está exclusivamente en zonas rurales, sino también en zonas urbanas y en otros países. El Chagas es ahora un problema importante de salud pública internacional, que requiere esfuerzos coordinados para asegurar que las personas sean diagnosticadas y tratadas.

El acceso al diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de Chagas debería ser una prioridad para los países afectados. Entre las razones que lo justifican está la magnitud e impacto de la enfermedad y el análisis más elemental de coste-beneficio; por encima de todas ellas, el derecho de las personas a una vida saludable.

La Constitución de la OMS establece que disfrutar del máximo estado de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano: “El derecho a la salud incluye el acceso a una atención sanitaria oportuna, aceptable, asequible y de calidad satisfactoria”. El derecho a la salud está consagrado en tratados internacionales y regionales de derechos humanos y en las constituciones de países de todo el mundo. Las personas con infección de Chagas no pueden ser una excepción y, por tanto, el acceso al diagnóstico y tratamiento es un derecho para ellos.

CARDIACOS

Si además tomamos en cuenta que la enfermedad de Chagas es la principal causa de problemas cardiacos en América Latina y que menos de un 1% de la población con infección recibe tratamiento, estamos frente a un reto insostenible de inequidad. Aproximadamente, un tercio de los entre 6 y 7 millones de personas con infección por T. cruzi van a desarrollar complicaciones cardiovasculares o gastrointestinales. Sin acceso garantizado a diagnóstico y tratamiento, la mayor parte de los pacientes, predominantemente población pobre y vulnerable, ve impedido su derecho a una atención oportuna. Esto se traduce en 7.000 muertes al año, según algunas estimaciones.

BENEFICIOS MÉDICOS

Todo paciente con diagnóstico de Chagas, en “cualquier etapa de su dolencia, debe recibir una completa atención acorde con las recomendaciones vigentes, que incluye el beneficio de recibir un tratamiento etiológico (tripanocida), correctamente indicado, controlado y evaluado”.

Actualmente, existen dos medicamentos tripanocidas que pueden utilizarse para tratar la enfermedad de Chagas: el benznidazol, recomendado como primera línea de tratamiento por la OMS, y el nifurtimox, como segunda línea. Ambos medicamentos son eficaces casi al 100% en neonatos y altamente eficaces en la etapa aguda de la enfermedad.

Sin embargo, su eficacia disminuye a medida que transcurre más tiempo desde el inicio de la infección, mientras aumenta el riesgo de efectos adversos al tratamiento. Por esta razón, los casos agudos, crónicos recientes, pediátricos, jóvenes y casos crónicos con reactivación por inmuno-compromiso son indicación absoluta de tratamiento.

INVERSIÓN RENTABLE

Tomando en cuenta la carga de la enfermedad y el coste que produce al sistema de salud, para demostrar la importancia de diagnosticar y tratar pacientes, es importante considerar no solo los argumentos éticos y médicos, sino también los económicos.

El Chagas es la enfermedad parasitaria que más mata en América Latina, siendo la primera enfermedad tropical y la cuarta infecciosa con más carga medida en años de vida perdidos (AVAD*, años de vida ajustados por discapacidad). Además, la carga se extiende fuera de esta región: se estima que otras 500.000 personas con infección de T. cruzi se encuentran en países como EEUU, Europa, Australia o Japón.

El control de la enfermedad y el acceso al tratamiento no solo son recomendables desde una perspectiva de derecho al acceso a la salud y una responsabilidad de salud pública; se añade también un argumento económico debido a la carga, nada desdeñable, de la enfermedad a nivel mundial.

Además, los pocos estudios de coste-eficacia realizados hasta ahora muestran que es eficiente y eficaz el cribado a las mujeres embarazadas y a sus familiares, y el tratamiento de los casos positivos.

Esta sección ha repasado los argumentos éticos y prácticos que justifican por qué el acceso al diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de Chagas debería ser una prioridad para los países afectados.

Para la sociedad (en función del número estimado de personas afectadas) al año asciende a 627,46 millones de dólares. A esta carga, hay que sumar la pérdida en años de vida de 806.170 AVAD. Para entender la magnitud de este problema es necesario traducir estos AVAD en costes, primordialmente por pérdidas de productividad. De este modo, el coste anual global de la enfermedad en todo el mundo se calcula en 7.200 millones de dólares.

Este coste podría ser parecido o incluso mayor al de otras patologías como el rotavirus y cáncer del cérvix. El coste total (el gasto en salud más los años de vida) de las pérdidas acumuladas a lo largo de la vida asciende a un total de $188.796 de dólares. Cabe destacar que una parte importante de este coste todavía tiene que emerger en el futuro.

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